Vilató dejó su Barcelona natal en 1946, becado por el estado francés junto a su hermano J.Fín, y se instaló allí definitivamente. En todos estos años, su obra ha sido objeto de individuales en París, Madrid, Londres, Zúrich, Estocolmo o Ciudad de México, e instituciones como el Museo Rufino Tamayo o la Fundación Telefónica han presentado importantes exposiciones de su trabajo, sin embargo, hacía 35 años que no se podía ver una muestra individual suya en su ciudad natal.
Barcelona tenía que conocer la obra de un artista que ha triunfado (su trabajo está en el Centro Pompidou, el Museo Reina Sofía o el MOMA), pero que aquí no tiene el reconocimiento que merece. Es por ello que para poder ofrecer una visión completa de lo que es su trabajo, hemos decidido incluir obras desde 1938, cuando el artista era un adolescente, hasta sus últimas pinturas. También presentaremos sus esculturas, una faceta que con más de 70 años ha decidido explorar con gran personalidad.
En el cubismo de sus inicios está influenciado por su tío Pablo Picasso, pero con los años y el contacto con las vanguardias, su obra adquiere un cariz personal en constante evolución, que mantiene siempre un trazo firme que enmarca todo, un personal sentido del humor y una gran luminosidad.
Nos gustaría también que esta exposición sirviera de homenaje a nuestro padre, Francesc Draper, fundador de la galería y que ha fallecido poco antes de la inauguración. Recuperar la obra de Vilató para Barcelona era un proyecto que le ilusionaba especialmente, y nos queda la alegría de saber que tuvo tiempo de ver cómo, incluso antes de inaugurar, la exposición ha despertado un interés mucho mayor del que esperábamos.
La exposición de Javier Vilató se podrá visitar hasta el 31 de diciembre.