Alceu Ribeiro

Nuestra galería siempre ha estado vinculada al mundo del constructivismo. Joaquín Torres-García ha sido una referencia en nuestras exposiciones dedicadas a las vanguardias históricas. Además, tuvimos la suerte de conocer a su hijo, el también pintor Augusto Torres que vivió 10 años en Barcelona y al que en 1996 y 2004 dedicamos sendas individuales. También en Barcelona residía Guido Castillo, escritor y filósofo, indiscutible  referente para el estudioso de de La Escuela del Sur, activísimo miembro del Taller Torres-García (TTG) y hombre de una amplísima cultura.

Todas estas amistades nos llevaron a conocer en 1997 a uno de los primeros miembros del TTG de Montevideo, Alceu Ribeiro. La foto de una de su obra en el catálogo “La Escuela del Sur, el Taller Torres-García y su legado”, de la exposición itinerante que se presentó en el MNCARS de Madrid, y que también se pudo ver en Nueva York, Washington, Austin y Ciudad de México, llamó nuestra atención, y gracias a nuestra relación con el mundo constructivo pudimos contactar con él. En aquel momento vivía  en Palma de Mallorca y nunca había expuesto en Barcelona.

Tras una charla telefónica, nos comentó que había obra suya en nuestra ciudad, las había enviado para una exposición que nunca llegó a realizarse y decidimos ir a buscarlas para conocer de primera mano su trabajo. Cuando llegamos al almacén en el que estaban guardadas,  descubrimos que ni siquiera habían sido desembaladas, estaban en sus cajas de cartón cubiertas de polvo.

Cuando vimos las obras, la sensación fue la de haber encontrado un tesoro perdido. La potencia, el ritmo y el equilibrio de aquellas obras mostraban hasta qué punto Ribeiro había hecho suyas las enseñanzas torresgarcianas en el Montevideo de los 40, sin por ello perder su particular sello. Fue un regalo haberlas encontrado.

Pocas semanas después, Alceu nos visitaba en persona y tuvimos el placer de descubrir a una persona  tan “grande”  como su obra. Honrado, sencillo, de una vasta cultura y con una calidez y una modestia que lo convertía en alguien cercano desde el primer momento. Gran conversador y siempre con un especialísimo sentido del humor. Se convirtió desde el primer momento en un querido amigo. A el acudíamos para consultarle cualquier duda relacionada con el mundo torresgarciano.

Unos meses después presentábamos su primera individual en nuestra galería, con un rotundo éxito de crítica y público. Con casi 80 años, pero con una vitalidad increíble, pasó a convertirse en uno de nuestros artistas de referencia, y ese mismo año fue uno de los artistas que formaron parte de  la exposición “El taller Torres-García”, Muestra que supuso un descubrimiento para nuestra ciudad y que nos valió un premio ACCA (Asociación Catalana de Crítica de Arte).

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